La leyenda del Camino

La leyenda cuenta que, tras morir el apostol Santiago, ante la imposibilidad de enterrarlo en territorio de Herodes de Agripa, sus seguidores entregaron su cuerpo a un barco. El mismo que un ángel guiaría hasta el Finisterre hispano.

No será hasta la época de la Reconquista cuando se comience a hablar de que en Galicia había sido enterrado el Apostol. A principios del siglo XI, siendo rey asturiano Alfonso II El Casto, el Obispo Teodomiro descubre los restos del Apóstol, siguiendo una senda estrellada marcada en el cielo. El monarca ordenará construir una iglesia en el mismo lugar del hallazgo, que más tarde se convertiría en la actual Catedral de Santigo de Compostela.

La noticia de descubrimiento corrió como la pólvora más allá de las fronteras hispanas, y fue acogida con regocijo no sólo por creyentes, sino también por los monarcas de la época que vieron en este hallazgo una oportunidad para reorganizar el orden de toda Europa.