
Torquemada no fue la única localidad donde el Pisuerga mantuvo ayer en vilo a los vecinos. En Cordovilla la Real, la riada también produjo inundaciones en varias tierras de cultivo. No es de extrañar si se atiende al último parte de la Confederación Hidrográfica del Duero, en el que la estación de aforo del municipio registraba un caudal que superaba en 125 puntos el nivel estimado de alarma. Afortunadamente, la tendencia es a la baja.
Al contrario que en Quintana del Puente, donde el caudal del Arlanza superaba ayer en casi 200 puntos el nivel de alarma, y con tendencia a subir. «Es increíble ver cómo en hora y media ha crecido tanto el caudal por toda la lluvia y la nieve que han caído en los últimos días», indicaba ayer la alcaldesa de Quintana, María Concepción Cancho, mientras vigilaba atenta la crecida del río.
Y es que si el jueves fueron los municipios del norte, como Herrera de Pisuerga -por donde pasa el Pisuerga y el Burejo- o Puentetoma -pedanía de Aguilar de Campoo por la que discurre el Lucio- los que vivían pendientes de la crecida de los ríos, la preocupación se trasladó ayer a las localidades del sur de la provincia, cuyos vecinos, a pesar de que el control de la situación no estaba en sus manos, no despegaban la vista de los cauces, temerosos de que la subida del caudal provocara aún más daños en sus tierras de cultivo, que han sido las extensiones más perjudicadas por las crecidas.
Más aliviados se sintieron ayer los habitantes de Piña y de Población de Campos. Tras varios días de alarma por el desbordamiento del Ucieza debido a la suciedad que acumula el cauce a su paso por estas dos localidades, la situación se fue normalizando a lo largo del día, aunque las inundaciones tardarán un tiempo en desaparecer.
[Fuente: El Norte de Castilla]
[Fuente: El Norte de Castilla]
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